Alguna vez fui muchacho.
La mejor época de mi juventud fue cuando recorrí el mar a lo largo de las costas de Inglaterra como
Scout marino en compañía de mis cuatro hermanos. No éramos realmente Scouts marinos, pues los
Scouts marinos no habían sido creados todavía. Pero contábamos con un bote de vela de nuestra
propiedad en el que vivíamos y hacíamos travesías sin importarnos la estación o la clase de tiempo.
A veces gozábamos y a veces teníamos dificultades a causa del mal tiempo; pero aceptábamos por
igual lo difícil y lo fácil.
Más tarde, en mis horas libres, durante mis días escolares, practiqué el Escultismo en los bosques
cazando conejos y guizándolos; observando los pájaros; siguiendo las huellas de los animales y otras
cosas semejantes. Después, cuando ingresé en el ejército, tuve entretenimiento sin fin con la caza
mayor, en los bosques de la India y el África, y viviendo entre los leñadores del Canadá. Luego
practiqué el verdadero Escultismo en las campañas de África del Sur.
Me divertí tanto en esta clase de vida que pensé: "¿Porqué los jóvenes de mi tierra no la han de
gustar también?" Sabía que todo muchacho, por cuyas venas corre sangre roja, siente deseos de
aventura y de vivir al aire libre y me decidí a escribir este libro para enseñar cómo puede hacerse.
Y vosotros lo habéis tomado con tanto entusiasmo que ahora no solamente existen cientos de miles
de Boy Scouts sino más de tres millones en el mundo entero. (1)
Por supuesto que un muchacho no debe esperar convertirse en hábil guardabosque en una región
apartada, de la noche a la mañana, sin aprender algunas de las artes y prácticas difíciles que
acostumbran estos hombres, Si estudiáis este libro, encontraréis en él sugestiones sobre cómo hacer
las cosas y de esa manera aprenderéis por vosotros mismos en vez de recurrir a un profesor que os
enseñe.
Os daréis cuenta de que el objeto de convertiros en un Scout eficiente y capaz, no es solamente para
gozar y correr aventuras, sino que, como los guardabosques, los exploradores y los guardafronteras a
los que tratáis de imitar, os estáis capacitando para ser útiles a vuestro país y poder servir a vuestros
semejantes cuando estos necesiten vuestra ayuda. Tal es la meta de los hombres mejores.
Un verdadero Scout es visto por los demás muchachos y por las personas mayores, como un
muchacho en quien se puede confiar que cumplirá su deber sin importarle la dificultad o el peligro;
que está siempre contento y alegre, por grande que sea la dificultad con que se enfrente.
He puesto en este libro todo lo que os pueda hacer falta para convertiros en Scouts de esta clase.
Leed, pues, el libro, practicad sus enseñanzas y yo espero que gocéis tanto siendo Scouts como yo
he gozado.
Baden Powell of Gilwel
Jefe Scout del Mundo

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